Tarta nupcial by Sara Ballarín

autor:Sara Ballarín [Sara Ballarín]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788491298847
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2023-05-29T00:00:00+00:00

21

SIETE AÑOS BAILANDO

Carlos llega con puntualidad británica y a las nueve escucho cómo aparca su coche en el porche de la entrada. Se me encoge un poco el estómago y, mientras me encamino a abrir la puerta, me ajusto el lazo del vestido cruzado que me he puesto.

—Hola, cumpleañera. —Su sonrisa, tan conocida para mí, me tranquiliza. Le devuelvo el gesto y él da un paso al frente para abrazarme—. Felicidades, Flor de Lis.

Me aúpa un poco. Cierro los ojos y me aferro a su cuello que huele a él. A nosotros. Cuando me baja, nos damos un tierno beso en la mejilla.

—Gracias —respondo con cierta emotividad—. Pasa. Dame un segundo.

Carlos asiente y me sigue adentro. Cerramos la puerta al frío y a la lluvia de principios de marzo y lo llevo hacia el salón.

—¿Qué tal el día? —me pregunta mientras yo cojo algunas cosas de mi bolso de diario y las meto en un clutch.

—Le he dicho que no a un pez gordo. —Me río—. ¿Quieres una copa de vino y te cuento?

—¡Claro!

Ni siquiera nos acordamos de que tenemos mesa reservada en un restaurante. Ni de que llegamos tarde. Sirvo dos copas de tinto mientras Carlos se quita el abrigo y lo deja doblado en el respaldo de una silla junto con una bolsa sospechosa que ha traído.

—Toma. —Le tiendo la copa.

—Por ti, Flor de Lis. —Me guiña un ojo y brindamos.

Me siento en el ajado sofá y Carlos me imita. Me pregunta de nuevo por mi día y le cuento sobre el cliente, el café con Celia y su reloj de arena. «Jodida Celia», se ríe.

—¿Qué tal tu día? —Le devuelvo la pregunta—. ¿Qué es eso que tenías que contarme y que te hace estar tan tenso?

Sonrío y él me imita.

—Joder, Lis. —Agacha la cabeza como un niño al que le han pillado comiendo golosinas a escondidas.

—Te conozco mejor que tú mismo, Carlos. Siempre se te olvida.

Bebe un sorbo de vino y le correspondo. Después deja la copa en el suelo y hace lo mismo con la mía. Con este movimiento ceremonial y con el silencio sostenido, unido a su rictus serio y sus ojos apagados, me asusto ante la noticia que tiene que darme. Y más cuando me coge las dos manos. Abre la boca y toma aire.

—Carlos, por Dios, ¿qué pasa? —Noto cómo me tiembla la voz.

Me mira, no sabría decir si de forma tierna o divertida.

—Me mandan un mes a Edimburgo para dar formación al nuevo equipo de la joint venture. Me han dicho que si no voy yo, que soy el que controla el proyecto, el idioma y el trabajo, esto corre el riesgo de no salir adelante y de irnos todos al paro.

Exhalo todo el aire que tengo en el cuerpo. Pensaba que me iba a dar una verdadera mala noticia. Una enfermedad o algo grave. Así que suspiro aliviada.

—Joder. —Me llevo una mano al pecho.

—Lo siento. Sé que no es el mejor momento. —Se acerca más a mí y desliza su mano libre hacia mi pierna para acariciarla—.

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